Será que la auténtica literatura
se realiza en su otro
-que no es en las palabras
donde hay que encontrar el sentido
verdadero de las palabras,
sino acaso en actos
de los que diríamos son poco poéticos-
así como el amor no existe
en otro lugar que no sea la carne viva
del amado
o el bien no se encuentra
más allá de los actos de hombres
generosos.
Quizá no haya que buscar la escritura
en la escritura misma
-gris fetiche-
sino en el gesto de quien,
-olvidado de sí mismo-
atraviesa la lluvia
y deja atrás el hogar de las palabras
para penetrar
en la noche silenciosa de los actos.
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