domingo, 8 de noviembre de 2015

Hechizos


'Apariencia estable'- un término para designar aquella experiencia, estado de cosas o espacio en el que vivimos, que llamamos 'realidad'. 'Apariencia', porque conocemos su naturaleza perfectible, contingente, en último término indeterminada; 'estable', porque tal contingencia suya ha logrado producir sus propias leyes, sus propios hábitos e inercias; porque su propia historicidad no la priva de cierta legitimidad, de cierta consistencia. Y porque, por último, es difícil transgredir, traspasar, su carácter aparente y devolverlo a su verdadera naturaleza, la fragilidad y volatilidad del devenir. Esta presencia cuyo oxígeno respiramos y en cuyo vientre nos alimentamos, es a la vez apariencia y esencia: apariencia para nuestra conciencia filosófica, para esa certeza insobornable que sabe relativizar y colocar en su lugar a todo aquello- sistema, idea o dios- que se presenta como definitivo e inmutable; esencia, porque es capaz no obstante de tensarse sobre sí mismo, sobre sus propias contradicciones y sus propias imágenes, creando la ilusión óptica de parecer más real de lo que en realidad es. Esencia, en fin, porque aún conserva la capacidad de hechizar. Y, para los ojos hechizados, la apariencia es, en definitiva, toda esencia posible, toda esencia pensable...




miércoles, 30 de septiembre de 2015

teoría estética (fragmento)



Escribir. La fijación de un límite. La ruptura que se constituye como brecha en el vientre de la eternidad. La brecha cuya herida, cuya falta, es esa misma pertenencia a la totalidad que ya no puede nombrar. El origen material de la escritura se inscribe ya desde el principio como conflicto- como afirmación y como constatación del límite, como límite mismo y como voluntad de superación de todo límite- la escritura es ya desde el principio condena y voluntad de salvación.



La creencia en la literatura, en la posibilidad de la escritura- nos hace siempre sospechosos. Siempre hay un fondo que llenar, una herida que sanar, pero en esta herida siempre hay culpa- se sospecha que también la escritura es una muleta, una herramienta postiza, algo que oculta una falta cuya razón está en otro lugar; por eso la escritura antigua griega, carente de esta sospecha, ingenua y natural como la luz del día, no ha roto sus lazos con la oralidad, con la experiencia de lo público. La experiencia opuesta, la del oficinista escribiente- Kafka, Stevens, Pessoa- es siempre una experiencia solipsista, que convierte el efecto negativo de esa falta de cohesión y realidad social en arte- sublimación moderna, de cuya culpa estaba desprovisto el arte griego.



Hugo Ball, la descarnada confesión del espíritu vacilante que no cesa, que no sabe cesar y posarse sobre su objeto. ''No puedo encontrar equilibrio alguno entre el socialismo y el arte. ¿Dónde está el camino que une el sueño con la realidad y, además, el sueño más remoto con la realidad más banal? ¿Donde está el camino hacia una creatividad social de este arte en particular, una aplicación de sus principios que no sea más que un arte fabril? Mis estudios políticos y mis estudios artísticos parecen contradecirse entre sí y, sin embargo, no hago más que esforzarme el puente que los una”. Hugo Ball nunca pudo construir ese puente. Quizá Eisenstein intentó algo parecido. Su proyecto inacabado era una fusión entre Joyce y Marx. Pero de todos estos puentes hoy tenemos tan solo esbozos, restos, sueños resignados.



Producir el arte desde el lugar en el que el arte está ausente. Todo un reto.



Poe, Styron, Lowry, Blake, Baudelaire- la iluminación no es sino un método de trabajo, un algoritmo por el que se puede tomar parte, de la misma manera que podría abandonarse para tomar parte por otro. Cuando Styron o Lowry sacan su botella del armario y se ponen a escribir, hacen lo mismo- consciente o inconscientemente- que el científico cuando se coloca los guantes y enumera los tubos de ensayo sobre su mesa, a saber- ordenar su instrumental, con el que esperan obtener resultados interesantes. La mística es un ejercicio, como en los santos o los iluminados; para el escritor, apropiarse de las iluminaciones, los estados alterados de conciencia o las visiones especiales, puede constituir un programa de trabajo para su escritura, como para el químico pueda serlo la fusión de este ácido con aquel otro.




Una obra literaria que fuera como un paisaje. Desde el tren, sobre todo cuando atravesamos grandes distancias -y exceptuando aquellos grandes países en los que todo es desierto o todo es bosque- los paisajes ofrecen la variedad propia de todo lo existente; cuanto más lejos viajamos, más diverso es también el paisaje; largas cadenas de montañas durante unas horas, luego un pequeño bosque, una meseta sin árboles, un desierto...visto de manera global, el paisaje del mundo entero es lo más opuesto a una obra de arte; no hay en él un cinturón que lo sujete, un patrón al que deba someterse cada fragmento del paisaje. Es en esto lo opuesto a la obra de arte clásica, en la que cada miembro era preso de un orden superior; una obra literaria que fuera como una obra llena de paisajes- auténticos- disolvería este orden, nos entregaría al mismo tiempo una gran cadena de montañas nevadas seguida por grandes, lejanas carreteras sin un solo árbol, sin una sola indicación que nos pudiera guiar en medio del camino. Y luego, quizá, un viejo motel de carretera nos diera la bienvenida a un nuevo lugar en el que- ahora sí- de pronto surgiera lo humano, lo vivo, lo amable...y entonces aquel desierto habría desaparecido para siempre de nuestros ojos y nuestra memoria.



El artista es un formador, un manipulador de la materia; el artista como político -Lenin- tiene como masa el material humano; de la misma manera que el artista ha de matar en la materia que trabaja las formas que no son bellas, al pulir y elevar a figura lo amorfo por principio, así el artista qua político trabaja la forma humana y con ella mutila, asesina, mata, las fuerzas que se oponen a la forma. El asesinato político y las vilezas de los revolucionarios no son una amarga excepción, sino que forman parte de las lógicas del hombre prometeico.




La obsesión por el “sistema” atacó incluso a Leopardi. Lo que demuestra que el sistema no es el reflejo de una realidad que exhibe una forma sistemática, sino una proyección de la volición del autor por construir un edificio en el que la razón se complazca.




Schönberg - y su ideal del “artesano”. Una labor cotidiana nos salva de la tiranía de las iluminaciones poéticas. El artesano ya sabe lo que va a encontrarse el día siguiente. El genio depende de los caprichos de los dioses.




Detrás del que afirma con la seguridad de una lápida, se genera un profundo estruendo. "El discurso largo y detallado es banal; el lapidario, irresponsable. Es difícil encontrar el justo medio donde anidarse", dice Canetti. Detrás de esta aparente, ligera reflexión, se halla un dilema tremendo, profundo: la elección del discurso. Una elección que ha de realizar el escribiente, pero que depende de su mundo, de su esfera de cosas, de símbolos, de coyunturas, de oportunidades. El fragmento fue el discurso del XIX, lo mismo que el ensayo lo fue del XVIII. No es cuestión sin importancia. Quizá el siglo XXI no haya encontrado todavía su 'género'- eso significaría que no ha encontrado todavía el universo simbólico en el que reproducir su experiencia de la realidad.




Todo arte tiene su origen en la frustración del artista por dominar un arte anterior que le ha sido negado.




La desesperación del artista proviene del conocimiento de su obra- el sacrificio de la verdad para lograr la forma y la mutilación de la diversidad para lograr la obra-.




Axioma universal para la escuela de los artistas: la rebeldía es la madre de la belleza.




El peligro de las palabras reside en que pueden servir para hacer parecer algo ingrato como divino y para rebajar lo sagrado a lo meramente humano.




Que las operaciones de la inteligencia teórica han sido históricamente operaciones artísticas, trabajadoras de la forma, lo testimonia no solo la filosofía idealista de Platón, sino también los esfuerzos invertidos a través de los siglos por los astrónomos en conservar un movimiento especial para los astros, una perfección matemática de los cielos. Este esfuerzo logra su síntesis en Kepler, para quien la relación entre las órbitas de los planetas describía proporciones relativas a los sólidos geométricos. No es puro capricho; la inteligencia siempre ha poseído un carácter artístico que incluso en su aplicación más árida, las matemáticas o la ciencia, ha exigido su lugar, su espacio- habitualmente, el trono del sistema-. Pero la forma ha sido derrotada por la historia. Los cielos de hoy en día hubieran supuesto una aberración insoportable para Aristóteles. La forma ha desaparecido en el ápeiron obsceno de un universo sin final. La generación y corrupción de las estrellas hubiera arruinado los estándares estéticos y metafísicos de los antiguos griegos. Ya no hay forma en el universo que lo salve de su Abgrund- los astrónomos han desterrado a los poetas de la República matemática Ideal.




De la obsesión estéril extraer el fruto vigoroso- una tarea tan difícil como enloquecedora, pero que plantea si otras tareas menores podrían tener sentido comparada con aquella- solo merece la pena intentar....lo que es tan grande como imposible.



miércoles, 19 de agosto de 2015

teoría estética (fragmento)



El conatus de Spinoza. Frente a él, los discursos sobre el apocalipsis y las celebraciones orgiásticas de lo daemónico son meros velos, apariencias ilegítimas. Después del instante de catarsis, después de la furia de lo que destruye todo, el cuerpo permanece sobre la tierra, aunque se trate de una tierra baldía o un desierto. Los sobrevivientes, quizá apariencias o sombras, habitan sin embargo como dioses caídos estos planetas sin redención, estos paisajes inhumanos. Todo apocalipsis, como cumbre que es, tiene su posterior descenso, su suavización a manos del tiempo del que ninguna barbarie que se precie escapa. Auschwitz o el final de los relatos no modifican esta circunstancia; quien muere es el sujeto heroico de la metafísica, pero no el trabajador que no obstante ha de continuar con su vida mutilada; quien muere es el ideal humano, no la carne humana sufriente cuyo conatus le obliga a buscar hábitat incluso en las montañas más inalcanzables. Como en el relato del Infierno dantesco, estas sombras de aquí abajo perseveran en su propia subsistencia; en ella se incluyen gestas, sufrimientos y goces tan variados como en la forma más alta de vida que presupone el discurso filosófico. Incluso cuando la transformación del trabajo ha liquidado de alguna manera el sentido mismo del trabajo o su necesidad implícita, se ha de seguir alimentando el buche y produciendo hijos, casas, fábricas o conferencias. Esta obstinación que vence al más negro Cioran y al más blasfemo Caraco, disuelve de facto la aparente necesidad de toda trascendencia que rote en torno al alma humana; a esta le basta la obtención de su pan diario, el beso del familiar o la amada, el retorno del hijo a su vuelta de la escuela. Ha muerto el hombre, pero los hombres, las mujeres, los animales- a pesar de ello- hemos de seguir viviendo.


domingo, 16 de agosto de 2015

Infierno y luz. Alexievich y sus 'Voces de Chernóbil'.


Solo el pueblo ruso podía convertir un acontecimiento contingente, como el desastre de la central nuclear de Chernóbil, en occasio para filosofar, enlazando la aceptación del destino trágico de lo ruso y la reflexión metafísica sobre la vida y la muerte. Así nos lo cuenta ese tétrico, luminoso al tiempo testimonio de Svetlana Alexievich en sus Voces de Chernóbil. Allí el campesino se revela como filósofo puro, el materialista ateo como místico repentino. 'Somos metafísicos. No vivimos en la tierra sino en nuestras quimeras', confiesa un fotógrafo al meditar sobre la naturaleza bielorrusa. 

Como si esos rusos trágicos hubieran leído a Ceronetti cuando describe el sueño filosófico de su imaginación, 'affacciato a una piccola finestra que da direttamente sul Big Bang', (aquí el italiano imagina a Heidegger pensando desde su Hütte en Schwarzbald), también un testigo del acontecimiento cósmico de Chernóbil observa, a través del techo destruido del reactor número 4, la noche estrellada, 'una ventana al infinito', dice alguna de estas voces, tal como Kant de pronto descubre la potencia del nóumeno a través de su ventana en Königsberg. Lo que se produce en Chernóbil es un acontecimiento que lo cambia todo, casi como la llegada de Jesucristo a la tierra supone para la civilización cristiana un punto cero en el tiempo de la humanidad. La sólida creencia en el poder de la ciencia y de la inteligencia sobre la materia se derrumba en pedazos y a través de ellos aparece lo sublime, lo que desafía nuestras raíces y nuestros fundamentos. 


'Chernóbil es un tema de Dostoievski', dice el historiador Alexandr Revalski, otro testigo en vivo del acontecimiento. Bajo la de nuevo sólida, imperturbable máscara de la ideología, surge Lo Real en su crudeza, que convierte a los campesinos en filósofos, a los animales en locos peligrosos, a las setas en extraños bulbos y al bosque rociado por uranio en un paisaje de Júpiter. La mutación se transforma también en señal de lo divino, que no se deja suscribir bajo el único adjetivo de lo bueno y lo grande, sino que también come del abrevadero de lo oscuro y lo demoníaco. El Diamat se queda pequeño, es necesario recurrir en todo caso a la mitología clásica y repensar a Prometeo  y sus poderes desatados. Para estos espectadores de lo imposible, navegantes enfangados en la Estigia que lleva de la locura a la luz, y de la luz a la locura, la cadena de implosiones que en el interior del sistema soviético conducen, a través de la noche, a las puertas de Prípiat, la incompetencia, la hybris o la visión obtusa de la política y la ciencia soviéticas son en todo caso fenómenos de acompañamiento. Lo grande surge en el cielo estrellado al que se abre el reactor número 4 en la noche maldita, un día antes de la celebración del 1 de Mayo, orgullo de los trabajadores del mundo y símbolo de la emancipación racional. 

Y es tan grande que pensarlo solo en relación con lo mundano no es posible. Ni siquiera para el materialista estricto. El trabajo de Alexievich se subtitula 'crónica de un futuro'; Prípiat acaba de comenzar su historia; le quedan por delante 25,000 años de convivencia con el cesio-137. Ante semejante eternidad, toda nuestra pequeña historia humana no es más que una mancha, una frase banal en medio de un papiro infinito y vacío. El búho de Minerva es un niño eterno frente a Pandora, la anciana inmortal.

miércoles, 15 de abril de 2015

Lemniscata (XXI)


[126, 126]

Limitación del pensamiento


Argumentar, razonar, es solo una forma limitada de pensar- y lo que en el pensamiento no es argumentar o razonar jamás pertenece tan solo a las operaciones de la imaginación- hay todo un mundo más allá de la mera argumentación, del razonamiento concreto, en el propio pensamiento, caracterizado por su potencia intelectual. Como decía Breton, la lógica es para los limitados. Pero el anhelo del pensamiento es un deseo de infinitud- de potencia progresivamente enriquecida, que exige límitaciones cada vez más suavizadas, que promueve la ruptura como condición de la extensión indefinida de la inteligencia.

[Pues lo semejante no busca tan solo lo semejante- la inteligencia no busca tan solo el objeto intelectual- sino que se esfuerza por captar aquello que inquieta a las facultades humanas entendidas como un todo-; y es por eso que la religión y el arte no han sido nunca objetos indiferentes a los objetivos de la inteligencia, pues su entendimiento era de hecho objetivo suyo; y es que una inteligencia cuyo objeto fuera simplemente lo intelectivo por esencia sería una inteligencia limitada; porque la inteligencia se caracteriza por repudiar el límite que la expulsa fuera de la esfera de su acción- y determinar que hay objetos que no pertenecen a sus intereses significaría precisamente eso: limitar la actividad totalizante de la inteligencia.]


                                                                        [169, 169 ]

Paisaje matinal

Es la indigencia moral, unida a la indigencia física. Las viejas montañas solitarias, coronadas por la niebla, alumbran apenas las calles desnudas, los porches mugrientos que ya no soportan un invierno más. En un callejón oscuro y sin vida, el antiguo caserón de los padres, quienes ya sucumben al otoño de la vida sin apenas darse cuenta de ello. Todo implora aquí al pasado, a lo viejo, a lo inerte. Otras fuerzas surgen, día tras día, mas no aquí, lejos de aquí, en otro lugar: la vida, la existencia, la energía, se desplazan de espacio, emergen en otra esfera temporal.

[208, 208]

Escribir- no significa imponer la propia sustancia, tanto como hacer evidente, manifestar, expresar las relaciones que mantenemos con los libros que leemos- una muestra pública, pues, de cuáles son las amistades que mantenemos y que nos constituyen.

[327, 327]

Symposium (S.XX)

Kuchelief- ¿Qué haces, Smirnov? Tenemos que bajar la mercancía de la grúa.

Smirnov- Estoy rellenando el barril, camarada.

Kuchelief- Puedes rellenar todos los barriles que quieras, Smirnov...menos ése.

Smirnov- ¿Y este por qué no? ¿Es que este barril es especial?

Kuchelief- Más que especial, es un barril maldito. Déjalo e inténtalo con otro.

Dice la leyenda que Dimitri Smirnov no pudo llenar jamás ese barril, y que no se movió de allí hasta que una tormenta glacial lo barrió. El barril permanece hoy en día en su sitio. Junto a él, se ha levantado, en honor de Smirnov, una estatua que lo representa. En una mano tiene el cuenco de petróleo. En otra, el borde de hielo del barril.

[364, 364]

Lo que no existe -

es solo la urdimbre no visible de lo que existe.

[365, 365]

Paisaje matinal

El pensamiento que no puede aterrizar. Como un avión en medio de una tormenta, da vueltas en torno a la pista y ha de elevar de nuevo el vuelo para esperar el instante adecuado. El instante. Afuera, revolotean los pájaros. Chillan. Imitan el vuelo incandescente del pensamiento aún no formado, del pensamiento que no ha cortado todavía sus lazos con el sueño. Giran. Retornan. Se abre un círculo en el cielo. El sol. La luz confunde tanto como ilumina.


lunes, 6 de abril de 2015

Lemniscata (XX)

[-1196, 1196]

Solaris


Paisajes devastados por la globalización- donde cada elemento físico denuncia la ausencia de lazos, conexiones y sentidos comunes compartidos por sus habitantes- es ahí donde el neoliberalismo deja de ser una doctrina económica para convertirse en fundador de modos de ser vitales, en el organizador de la vida cotidiana y sus realizaciones, afectos, manifestaciones; es ahí donde el neoliberalismo se convierte en metafísica. Cientos y cientos de edificios idénticos, levantados en arrabales y planicies desoladas, que conspiran para instalar en los espíritus la congelación de los afectos y de cualquier amenaza de emancipación o transformación de la dictadura filosófica establecida. Y es ahí, en la fealdad urbana, en la monstruosa falta de armonía que dominan nuestras urbes, y que conlleva la mutilación y amputación de la vida colectiva, que se retrata nuestro nuevo orden; un orden no producido para los humanos, para sus goces y sus realizaciones particulares, sino para un órgano común a todos y al tiempo ordenado para su propio goce: el beneficio especulativo y la garantización del dominio de ese beneficio sobre todos los seres de la tierra.

[-1197, 1197]

Ateneo literario

La escritura determina la relación inestable entre lo escrito en el papel y el sujeto que escribe en el papel; en esa tensión el autor busca encontrarse a sí mismo- pero el anhelo de identidad está atravesado por las mil lanzas de la dialéctica, de la otredad: solo puede identificarse en lo otro, pero al precio de sostener esa identidad en el abismo, en la inquietud, en la inestabilidad: acaso no existe otro modo de experimentar lo más real y cercano a eso que llamamos identidad.



[1989, -1319]

Paisaje matinal

El silbido de un insecto. Las grandes alas batientes de la cigüeña y la prosperidad del maíz. Un sorbo de luz, un instante, el espacio donde arrancar la tela del ayer y colocar la del porvenir.

[1985, -1323]

Protheus school

'Quiero ser un animal de mil cabezas.'

'Entonces, querido amigo, tu destino es el Tártaro'.

'Sea así'.

[1948, -1360]

Der Wächter

Hubo una vez un legislador que no se tomaba sus propias leyes en serio. Pero eso no era siquiera lo grave; lo que lo convertía en loco, era que redactaba aquellas leyes para sí mismo, pues nunca consiguió una audiencia, un pueblo o un auditorio hacia el que dirigirse. Y sin embargo, en esa su locura era el rey de sus propios sentimientos y emociones. Por tanto, un rey más real que muchos otros.


                                                                        [1947, -1361]

Hundidos en la marea amorfa de la realidad, las balsas de los pensamientos son sueños temporales que nos hacen olvidar por un instante la oceanidad de lo real.

[1946, -1362]

Lo que sobra de tu sensación es la presa en la que se ceba lo real.


                                                                        [1945, -1363]

¿Quién podría tener interés en ser un Hölderlin o un Rilke, si puede ser primero un Ptolomeo o un Salomón?

jueves, 5 de marzo de 2015

Lemniscata (XIX)

                                                                   [315, 315]

Forma y razón


Lo que a partir de Nietzsche descubren los filósofos no es que la razón ya no sea posible- por el hecho de que ya no sean posibles los sistemas omnicomprensivos- sino que la forma no es posible en filosofía, que es como decir que el arte no es posible en filosofía. Porque lo que liga a los sistemas desde Platón a Schelling pasando por Spinoza y las construcciones matemáticas de Eudoxo a Kepler, no es el principio de prioridad de la racionalidad, tanto como el principio de armonía y belleza como trasunto último- como prueba ontológica- de la verdad de la razón expuesta allí. Lo que garantiza la verdad del sistema es la armonía geométrica del mismo; lo que el sistema puede postular como criterio último de su verdad es la elaboración armoniosa de los elementos y su unidad íntima. Lo que otorga la fuerza última al sistema de Hegel no es la razón auto-desplegada en su alteridad y desarrollo, sino el principio de unidad artística que impregnaba el más antiguo programa del idealismo alemán desarrollado por los jóvenes teólogos de Tübingen.

                                                                            [318, 318]

La armonía- es tan solo el sometimiento de las fieras por el látigo del amo, el apaciguamiento temporal de un fuego hambriento - la armonía es siempre tan solo la apariencia de armonía. 

                                                                          [1637, -1637]

¿Será casualidad que Homero, el padre de los poetas, fuera un hombre ciego?

                                                                          [290, 290]

La singularidad de la existencia solo se capta desde la extrañeza que nos produce el lenguaje que no hablamos. Solo desde nuestra casa saben brillar los objetos con el signo transparente de la verdad.

[291, 291]

Estaciones estelares

Hay algo de melancolía en la constelación que nos abandona al final de la estación, como si también en la esfera de los asuntos eternos el trabajo del devenir produjera sus heridas. Al final del verano se nos marcha la constelación de Escorpio, y con ella, las horas de calor intenso, el jolgorio de las fiestas y las noches calurosas en las que las viejas llenan las calles con su cháchara, y las muchachas y los muchachos con los juegos de sus primeros amoríos. Con el inicio del otoño, una melancolía suave nos cubre, al tiempo que la sobriedad que otorga la retirada del calor atempera nuestro espíritu. Aparecen otros símbolos, otras coyunturas, se cae una piel y nace otra: en el cielo desaparece Escorpio y se abre paso, lenta y tímidamente, el honroso Auriga.

[292, 292]

El espíritu siempre es incompleto cuando no se comprende producto genuino de la materia.



[-1169, 1169]

Elogio de la impureza

La hibridación- en el reino animal, en los géneros literarios, en el propio pensamiento- es interesante porque revela el carácter artificial de toda forma- durante un tiempo los individuos híbridos o intermedios en la gran cadena del Ser de las ciencias naturales plantearon el carácter forzoso de las categorías taxonómicas- y así un empirista como Buffon pudo imaginar una continuidad entre el ser más desarrollado de la cadena animal y el animal más simple. De igual modo, las hibridaciones y bifurcaciones incompletas en los géneros literarios revelan el carácter artificioso del pensamiento- el filósofo impide que la poesía colonice su tratado, el ensayista da forma completa a su texto sin permitir demasiadas incorporaciones ajenas a su tema principal, el científico destierra de su campo de investigación todo objeto que haya incorporado previamente a su catálogo de objetos metafísicos, etc- dominado por la forma; y es así como ese pensamiento tiene siempre un carácter artístico- el dominio de la forma sobre la materia que secciona y selecciona el campo de fuerzas de lo real- mientras que el pensamiento híbrido ( el pensamiento impuro) revela el trasunto eterno, la materia de fondo que fundamenta toda pretensión de la forma por conquistar su orgullo y evidencia la impermeabilidad en último término de la materia frente al acto, de la red del pensamiento homogéneo frente a sus estribaciones impostadas. También aquí hay solo individuos- no categorías, que, como decía Buffon de los métodos artificiales, 'hablan de seres abstractos que no se parecen en nada al ser real'.

[-1170, 1170]

Elogio de la aurora

'Aquel hombre que no cree que cada día contiene una hora más temprana, sagrada y auroral que la que él ya ha profanado, desespera de la vida y avanza por un camino descendente y oscuro' (Thoreau). Abominar de los lunáticos, de los insomnes, de los noctámbulos. Alimentar el pensamiento auroral en detrimento del pensamiento del crepúsculo. Poetas de la luz (Goethe) frente a poetas de la oscuridad (Trakl). La hora de la lucidez y de la alegría es la hora mantinal. La noche- como decían los viejos- se hizo para dormir.