martes, 25 de febrero de 2014

Mercado


En el mercado,

o bajo el duro asfalto,

la piel erizada de un mendigo

de labios brillantes

y morados.


Como la fruta que se vende

enfrente suyo.


La palabra es solo excepción

entre los actos de los hombres

y de las mujeres,

la estancia de reposo

que permite sanar

los músculos cansados.


Pero tampoco es siempre

sinónimo de hogar.


Este mendigo no quiere

palabra alguna


-menos aún la de aquellos

que pontifican desde parlamentos

u otros templos indignos-


sino aquella fruta morada

que pide una comunión

exacta con sus labios.


La palabra es excepción,

deberíais saberlo.


Lo necesario visita

-casi siempre-


mercados silenciosos.




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