lunes, 19 de mayo de 2014

Lemniscata (II)


[698, -698]

Del derrotismo nihilista a la fuerza metafísica del místico------->tan solo gracias a una taza bien cargada de café.

[697, -697]

He cambiado mi desesperación nocturna por una diurna, a fin de aligerarme sirviendo a un nuevo amo.

[696, -696]

Nuestro soporte no es ya la belleza de la pluma o del papiro, sino el espacio ingrato en la esquina de la factura.

[695, -695]

Quien no ha hecho fuego de su escritura, jamás ha llegado a escribir algo.

[694, -694]

Solidez de la ignorancia frente al estado gaseoso del saber.

[693, -693]

Somos cenizas, pero solo porque procedemos de una magna combustión.


[688, -688]

Conozco más de cien niveles en aquello que tú llamas secamente lo profundo.

[687, -687]

Todo un coro de ángeles los pensamientos, pero ángeles que han aprendido la sofística.

[686, -686]

Aquello que quieres decir queda siempre un palmo más atrás de lo que dices.

[685, -685]

Todo estaba seco y entonces se encendió la brasa.

[643, -643]

Dios no habría creado mejor este bello universo que la forma en que lo ha hecho su ausencia.

[642, -642]

No te entenderíamos, Dios, si de pronto ahora dirigieras tu palabra hacia nosotros.

[641, -641]

El silencio de la naturaleza demuestra la vanidad de todo verbo.

[578, -578]

Entre calderos viejos, puertas desvencijadas y macetas secas, se desplazaba la palabra curativa.

[577, -577]

El sonido del tractor, que era la verdadera boca del pueblo.

[576, -576]

Si vieras de dónde he extraído la fragancia de estos frutos, me despreciarías.

[575, -575]

Una desgracia tras otra, pero a diez calles, el viejo canalón sigue portando como siempre sus gatos y ratones.

[574, -574]

Parece que la esquela también se muere junto a quien anuncia.

[573, -573]

El sol no se olvida de alumbrar todos los días el mismo callejón solitario.

[572, -572]

El poste de luz como crucifijo de la era moderna.


[-1028, 1028]

Empecé el templo por el tejado.

[-1029, 1029]


Cierto dominio del lenguaje que nos permita estar en disposición de invitar, sugerir o promocionar la aventura del pensamiento: nuestro máximo rendimiento, que es como decir nuestro límite. Quizá, todo lo que podemos lograr [aquí].

[-1047, 1047]

Los antiguos profetas del fin de las ideologías son hoy los hijos pródigos que llaman desesperados a las puertas del viejo comunismo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario