sábado, 3 de mayo de 2014

Elíptica


 De vez en cuando
sucede
-mas cada vez parece
algo nuevo-

en esta ocasión
puede ser un hombre desgarrado
por la desgracia
que se agarra a una botella
y pide ayuda con el amargo
desconsuelo
del que sabe que nadie
vendrá en su auxilio

en otra ocasión
puede ser ese viejo amigo
que parecía confuso
y por fin ha terminado
sus días envuelto en oscuras
tormentas
que no puede explicar

mas también grita en la calle
o charla consigo mismo
como esos seres lúcidos o locos
que hacen un arte del monólogo

un último día
quizá sea esa muchacha
que tan joven conoce
ya demasiado bien qué mierda
es la vida

y embarazada pide una limosna
en el centro comercial
-a su lado el mendigo
la acosa y la violenta
con su puño ensangrentado
y su ira incomprensible-

Solo algo en común
tienen estas escenas cotidianas
que desgarran
el cordón tranquilo
de la simple existencia:

en ellas siempre aparece
un policía o un hombre
uniformado

que intenta con violencia
devolver la pieza errante
a su trayectoria correcta.

No comprende
que esos seres
que llamamos hombres
y mujeres

son planetas de órbitas
excéntricas.




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