-'La clarividencia es cosa
de unos pocos
-decía el pastor
echado
sobre unas piedras
tan duras
como su piel de
ébano-
y al mismo tiempo
la más simple,
pues clarividentes
son las hormigas
y las avispas que
sellan con maestría
sus colmenas
hexagonales
-qué métrica de
ojos matemáticos
y proporción que no
es
sino hondo
conocimiento de lo vivo
y sin embargo
nosotros
con grandes cerebros
en los que
almacenamos pensamientos
hemos de luchar de
continuo
para no quedarnos
ciegos
y erramos una y otra
vez
el tiro de nuestro
bastón
al caminar
y juzgamos sin
precisión
y acaso sin piedad
como si hubiéramos
perdido
u olvidado la
medida,
el número,
el patrón que nos
liga
a este universo
tan silencioso como
incomprensible'.
Se levantó de entre
las piedras
y me ofreció una de
ellas
como dádiva
misericordiosa.
En ella había
dibujado
con tiza
un enorme ojo.
Aún la guardo
entre los más
amados
de mis talismanes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario