martes, 16 de septiembre de 2014

Lemniscata (XVII)



                                                                        [449, 449]

Sysiphus school

La escuela de Sísifo: unos cuantos libros clásicos, un paseo matinal por las montañas, un monólogo con las piedras, de vez en cuando la lectura de una novela encontrada en el viejo almanaque de una librería anticuaria, un pensamiento de un filósofo poco o nada conocido, el tacto de una hoja que se pierde en la tormenta otoñal.


                                                                            [308, 308]


Topos ouranus

Todo en el pensamiento, [finalmente] se reduce a un problema de topología. Lo que llamamos pensamiento académico, obtiene su legitimidad no solo del rango social propio de la comunidad académica y profesional, sino también del ajuste periódico de expedientes conceptuales, heurísticos, etc, que esa misma comunidad ha consensuado como condiciones legales de la praxis. Pero eso no significa que no existan una multitud de trayectorias excéntricas, menos rigurosas que las postuladas por los profesionales y que, sin embargo, describen órbitas en el interior del cuerpo del propio pensamiento- cuyo territorio no es patrimonio solo de una comunidad histórica o socialmente dada, sino patria de una tradición trans-académica y en último término universal. En otras palabras, las rutas legales del pensamiento y su exploración no tienen copyright. Podemos imaginar una especie de topos ouranus académico, con un Sol de la academia y situar allí a sus ejemplares clásicos -Platón, Kant y Descartes- y luego trazar el resto del sistema a través de las distintas órbitas que recorren otros planetas filosóficos en torno a ese Centro Clásico. Así, en torno al Sol-Platón hallaríamos, en Mercurio y Venus, a Spinoza, a Kant o a Leibniz; en la órbita terrestre, a Schopenhauer y, más allá de Marte, astros como Nietzsche, Kierkegaard o Benjamin. En la órbita de Neptuno podrían figurar- por ejemplo- Otto Weininger, Paul Valéry o Pessoa, 'filósofos' muy lejanos ya del Centro Clásico. Y aún más lejos, en Plutón, habríamos de dar con Ludwig Hohl, con Leopardi o con Jean Gebser, con heterodoxos como Swedenborg, místicos como Eckhart, Boehme, Simone Weil o Silesius, excéntricos como Bataille y Blanchot. Pero tal distancia con respecto del Centro Clásico no disminuye un ápice el interés de sus paseos solitarios a través de la periferia de este Sistema Solar filosófico: al contrario, así como los astrónomos buscan planetas cada vez más lejanos del centro, así deberíamos nosotros profundizar en aquellos que se han perdido- o se han dejado perder- en las selvas más excéntricas del pensamiento: aquellos que han escrito bajo el brillo tenue, casi frío, que les llegaba desde la estrella más lejana para ellos: el Sol de la Filosofía.

                                                                               [309, 309]

Enéada

Fragmentos de luz, destellos de luz que bañan con tibieza nuestro escritorio-¿son poca cosa? No pueden serlo: proceden del astro más potente y luminoso.

                                                                              [315, 315]

Forma y razón
 

Lo que a partir de Nietzsche descubren los filósofos no es que la razón ya no es posible- por el hecho de que ya no sean posibles los sistemas omnicomprensivos- sino que la forma no es posible en filosofía, que es como decir que el arte no es posible en filosofía. Porque lo que liga a los sistemas desde Platón a Schelling pasando por Spinoza y las construcciones matemáticas de Eudoxo a Kepler, no es el principio de prioridad de la racionalidad, tanto como el principio de armonía y belleza como trasunto último- como prueba ontológica- de la verdad de la razón expuesta allí. Lo que garantiza la verdad del sistema es la armonía geométrica del mismo; lo que el sistema puede postular como criterio último de su verdad es la elaboración armoniosa de los elementos y su unidad íntima. Lo que otorga la fuerza última al sistema de Hegel no es la razón auto-desplegada en su alteridad y desarrollo, sino el principio de unidad artística que impregnaba el más antiguo programa del idealismo alemán desarrollado por los jóvenes teólogos de Tübingen.


                                                                          [40, 40]

A media luz encontramos aquellas conexiones que la luz cegadora oculta a causa de su fuerza.


                                                                         [41, 41]

Palimpsesto

 Como las arrugas que ocultan la antigua piel, así cada pensamiento en este documento ha presenciado la existencia de miles de ellos que en el momento apropiado fueron desterrados, borrados, aniquilados. Toda creación es la suma cualitativa- esto es, la suma que produce cualidad- de un sinfín de aniquilaciones sucesivas.


                                                                       [42, 42]

Lo mucho en lo poco

Lo que limita en el género literario es la clase de materiales que forman sus condiciones de posibilidad: así como el Demiurgo se halla limitado por los materiales con los que trabaja, pero que podría hacer mucho más si se le dieran otros elementos, así quien trabaja un género no cesa de combatir con él, para extraer de él lo máximo posible, y tanto más heroico es quien combate con un género pobre que quien combate con lo que le otorga la máxima libertad: es por eso que el gran pensamiento es aquel que puede ofrecer riqueza inmensurable con el mínimo posible de sus efectivos. En el género literario, esos efectivos son siempre los mismos: las palabras.



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