sábado, 7 de junio de 2014

Natura naturans


La ortiga que envenena
los élitros azules del insecto
o los vórtices del viento
que golpean los nidos
de las aves en los techos
llevándose lo más preciado
-los hijos-

y tú en medio
de un lado a otro
no has querido comprender
que ése, tu hermano
-mineral,
olivo o serpiente-

está encadenado a ti
con el rigor de una ley
escrita en las estrellas

y que has de adivinar
-como decía Lichtenberg-
tu destino en el movimiento
de un insecto

la ley de la materia
en el temblor de los olivos.


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